viernes, 3 de octubre de 2014

"Mira, qué rica estás mamacita"

Iba caminando tan tranquilamente por la calle cuando de pronto un hombre, así sin más ni más, al pasar al lado de él me dijo: "tsss, mira, qué rica estás mamacita". Yo bastante enojada, sólo volteé le dije: imbécil y le hice la pito-señal y me fui muy molesta e incómoda.

Y es que diario, así como hoy, las mujeres podemos pasar por una situación de ese tipo. Desde miradas y palabras hasta toqueteos y apretones o acoso. He sentido el acoso en el trabajo, en el metro y en la calle.

Pero.

De un tiempo para acá he optado por hacerles frente y poner en su lugar a varios de esos tipos, ¿por qué lo hago? Quizá porque ya estoy cansada de que ellos tengan el poder, de que crean que vas a agachar la cabeza y no les dirás nada, porque cuando reaccionas diferente a lo que esos tipos esperan se sorprenden, se paniquean, se aterran.

He pasado por ciertas situaciones que no me han agradado, que me han hecho sentir indefensa, vulnerable, pequeña y, además, han provocado que me encierre en mi mundo durante un tiempo (aquí pueden leer otro texto).

Desde que somos niñas las mamás nos enseñan a cuidarnos de los hombres (del mundo en general) y nos dicen que no debemos salir de noche solas, no acercarnos a un auto si nos pregunta el conductor por una dirección, no caminar pegadas a la pared, siempre estar alerta, al usar falda que no sea muy corta, cerrar las piernas, no hablar con extraños y largo etcétera que nos hace tener pánico, de cierto modo, del mundo.

Y pues qué pinche triste que tengamos que vivir de esa manera. Qué terrible es estar al pendiente de que no nos ofendan, que no nos digan guarradas (como si fuera un pinche cumplido que nos digan asquerosidades), es muy feo andar a la defensiva.

Sí, aún tengo mucho coraje. Y si ustedes son de los que gritan esas cosas les quiero recomendar algo: hágase rollito su comentario y metáselo en el culo, gracias.

Y acá un vídeo que acabo de encontrar por la red:

     

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