miércoles, 14 de mayo de 2014

Esos demonios virtuales

Ayer precisamente tuve una discusión con un amigo por algo –que un principio parecía una tontería– que poco a poco se empezó a hacer más grande hasta que de una simple observación, pasamos a las quejas, a las molestias, al enojo y, en mi caso, al llanto.

Cabe mencionar que la discusión fue por Whatsapp (pinches tecnologías, lo sé), no suelo hacerlo porque no me gusta, nunca me ha gustado; pero por ahí inició la conversación y por ese mismo medio también terminó sin más remedio. En su momento quise mandar un mensaje de voz sin embargo como tenía la voz entrecortada por el llanto deseché la idea.

Terminada la “charla”, me vi sumamente tentada a publicar algo referente en Facebook y me detuve, pensé: “¿por qué diablos lo tengo que publicar?, ¿a quién coños le interesa mi vida privada?, ¿quién lo va a entender?, ¿no necesito conmiseración de nadie si no es mi amigo?, ¿es tan indispensable publicar TODA mi vida en una red social?”.

La verdad es que no, a muchos de nuestros contactos no les interesa nuestra vida privada, es más creo que a nadie le interesa cada cosa que hacemos: si vamos al baño, si estamos felices, tristes, hambrientos, sedientos, aburridos, somnolientos y un largo etcétera que nos llena nuestro muro de basura y hueva en Facebook o en Twitter.

De pronto tomé consciencia de lo atroz que es estar compartiendo cada paso de nuestras vidas en las redes sociales. No entendemos (o no queremos entender) que a veces cuando la otra persona lee lo que pusimos inmediatamente se puede ofender y hacer el problema más grande. Yo me detuve. Bien pude hacerlo y sin pedos; pero… ¿y luego?, mi intención no era la de ofender o hacer enojar más a la otra persona…

Ahora entiendo por qué Facebook arruina las relaciones. No, en sí no es por el caralibro sino por nuestra falta de ética como usuarios de internet, de ese afán por publicar absolutamente todo lo que hacemos a lo largo del día y con quién lo hacemos, la felicidad que nos produce, la fatiga de trabajar en nuestros horrendos trabajos, mentar madres disimuladamente a un/a amigo/amiga, lanzarle una indirecta al/la pretendiente en turno, o bien, hacerle extensiva una notificación de enojo porque el novio/la novia no hicieron tal o cual cosa por nosotros.

¡Qué chido que yo me detuve! Si no lo hubiera hecho, mi problema se habría hecho más grande de lo que ya es y aún tengo la (maldita) incertidumbre.


Así que aguas con lo que publican/publicamos en cualquier red social y más cuando ya somos personas “de bien”, profesionistas pues, uno debe cuidar un poquito más la imagen. 

2 comentarios:

  1. Siento que le faltó un poco, esperaba leer algo de la razón por la cual hiciste esto, aunque fuera a manera de ejemplo, no directamente lo que te pasó,y no por morbo o metiche sino para saber qué graves son las cosas, pero en general tienes mucha razón a veces publicamos cosas sin pensar, aunque el muro es personal y a quien no le guste lo que pones pues que no le dé like.

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  2. Así pasa con la tecnología... https://www.facebook.com/photo.php?v=691770520882839&set=vb.165754823484414&type=2&theater

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